«Lo importante es transformar la pasión en carácter.»

Fran Kakfa, La metamorfosis

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Estoy aquí, pero nada- Yayoi Kusama

Hoy fui a la exposición de Yayoi Kusama: Obsesión Infinita, en Santiago. Salí viendo el mundo en círculos y puntos, sentí angustia, desesperación, ansiedad y alivio. Sentí alivio al sentir que existen personas que hacen lo que aman, que hicieron de su obsesión un camino y que puede ser sentido a miles de kilómetros de distancia. ¿Cuál es tu obsesión infinita?

Nací y crecí en Caracas, y en el ruido caraqueño con padres que trabajaban todo el día, tuve la oportunidad de pertenecer a infinitas actividades: natación, taekwondo, pintura, canto, danza árabe, ballet y fútbol, hasta que llegué al teatro en el año 2001 y en el que estuve en diversas compañías por poco más de 7 años. El teatro unía lo que yo era y me ayudó a descubrir procesos internos para plasmarlos en escena.

Empecé a estudiar Ingeniería en Telecomunicaciones – la carrera de ese momento – y mi relación con el teatro se fue debilitando, por esta doble vida de tener que escaparme a ensayos o repitiendo libretos en clases de Cálculo. No fue posible llevar ambas cosas, pero sí quedó en mí un mundo descubierto de lenguaje corporal y emociones internas conocidas.

Viví en París en el año 2009, fui a mejorar mi francés con una familia local, conocí la cultura, me inmiscuí en cada rincón artístico de la ciudad, me sentaba en las salas del Pompidou o del Louvre a pensar y escribir y me paseaba por los Champs–Élysées comiendo baguette au fromage. Encontré el arte hasta en el Cementerio de Père–Lachaise, un lugar oscuro y mágico. Me enamoré de París y del arte de sus calles. Siempre nos quedará Paris.

Motivada por este contacto artístico, al volver, comencé mi propia marca de ropa: Rock and Pink. Una mezcla de color y música de la cual aprendí mucho de lo que se hoy. Durante dos años me divertí increíblemente, así nuevamente dividí mi vida entre los bazares, ropa y pedidos y la ingeniería. Luego, hice mis pasantías en un canal de televisión, amé la experiencia, si pudiera volver el tiempo, me hubiera gustado quedarme más, el contacto con el medio fue fundamental para hilar los conocimientos. Me titulé como Ingeniero en Telecomunicaciones, empecé a revisar mis opciones para saber a qué iba a dedicarme. Fue un momento clave.

Cuando llegué a Santiago, trabajé un año más como Ingeniero en Telecomunicaciones. Hasta que un día me miré al espejo y tomé la decisión de parar las relaciones laborales para definir ese rumbo. No fue fácil, estuve un año dedicada a estudiar negocios, a aprender del mercado, a observar a la gente, porque si de algo estaba segura era que quería seguir de forma independiente y de esto hay mucho que aprender. Me han preguntado infinidad de veces: Y tú no eres ingeniero? Sí, lo soy. Una autodefinida ingeniera de la imagen personal.

Obsesión infinita: Salas de los espejos del infinito – Campo de falos

No soy ni seré la primera persona que se dedica a su pasión como: Ángel Sanchez se dedicó al diseño siendo arquitecto, Sumito Estévez es un físico que ahora es chef, o un diseñador de vestuario que es uno de los presentadores con mayor prestigio en Latinoamérica como Don Francisco, o una kinesióloga que es actriz como Eva Longoria.

De la ingeniería aprendí a ser metódica, a enfocarme en resultados, a ver cajas y paquetizar entre tantas emociones y tanto arte. En el diplomado las comunicaciones a través de las redes sociales, del teatro aprendí a comunicar emociones en público, de los idiomas a comunicarme alrededor del mundo, del diplomado de negocios aprendí a canalizar estratégicamente las ideas. Todo sirve. Todo suma. Todo puede alinearse con mis últimos estudios, con mi pasión: La imagen personal es la comunicación de nosotros mismos con el mundo, esa que habla más rápido que nuestras palabras. Esta es ahora mi obsesión infinita.

Yayoi Kusama: Obsesión Infinita

Agradezco a todos aquellos que han estado presentes en mis días de capullo y en esta metamorfosis de vida siento que estoy en el instante exacto de abrir las alas para empezar a volar.  No tengan miedo de ser lo que quieran ser. No tengan miedo de ser felices. No tengan miedo de hacer lo que aman, porque cuando no hacemos lo que amamos, se nota.

Pregúntense si son felices donde están ahora y si lo son:

Sonrían y saluden,

Lelo Quevedo

«Cada ser humano es un punto. Los puntos no pueden existir por sí mismos, solo pueden existir cuando se reúnen unos con otros. Admiro completamente su infinitud y estoy profundamente conmovida por la grandiosa presencia del universo, que está lleno de un poder misterioso»

Yayoi Kusama