Ser emprendedor es tener ese susto en la panza, esas mariposas todos los días y que te brillen los ojos cada vez que logras avanzar aunque sea un paso.
Es una montaña rusa de emociones.
Es luchar contra tus debilidades y potenciar tus fortalezas.
Es ser tu mismo.
Es aprender a editar tu tormenta de ideas, a veces, será necesario hacerlo más de una vez.
Ser emprendedor es ponerle corazón a todo el proceso, al conjunto de cosas. Aunque la gran mayoría de los días sea tratando de inventar, de crear, de buscar y seguir buscando…
Ser emprendedor no solo es creer en ti mismo, sino creer en esa parte que aún no habías descubierto de ti. Esa, hasta la peor parte.
Es esperar lo mejor y estar preparado para lo peor.
Es aceptar el fracaso y aprender de él.
Es luchar con tus demonios internos y vestirte para decirles que tú eres más fuerte.
Es ser líder, es innovar, es hacer las cosas a tu modo, para tu público.
Es celebrar tu primera venta y querer ser mejor para las que vienen. Es rodearte siempre con los mejores y dejarlos hacer lo que saben.
Es no dejar de ser tu mismo, y aprendiendo a pulir lo que te hace daño, es aprender y seguir aprendiendo.
…y como dijo la hija de una gran profesional, mamá y emprendedora:
Es amar lo que haces!
Hoy no es el día del emprendedor, pero quiero decirle a todos los que han ido contra la corriente, quien ha creído en sí mismo, quién se ha trasnochado con una idea, quien no se haya rendido… que crean y sigan creyendo en quiénes son, que no pierdan su autenticidad y que el éxito está en la constancia.
Sonrían y saluden,
Lelo Quevedo