Qué vivan las viajeras!

Eduardo Yoshimoto, Gerente General Hotel Courtyard Santiago Las Condes

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 La Organización Mundial de Turismo nos ofrece datos claves sobre el crecimiento del sector, tanto en el aumento de turistas como en las sumas que gastan en Chile, donde, desde el 2002 al 2014 hubo incrementos cercanos al 260% en cada una de estas variables. Considerando lo anterior, las viajeras no se han quedado atrás y, hoy, la industria hotelera debe prestarles especial atención. Las mujeres han ido ganando terreno en el mundo laboral, posicionándose en altos cargos ejecutivos, logrando llevar un equilibrio con su vida personal, rompiendo así viejos paradigmas. En este contexto, las visitantes se han empoderado, se muestran independientes, conectadas y capaces de llevar una vida balanceada entre negocios y placer.

 Existen variados perfiles de viajeras, los cuales están sujetos a las diferentes situaciones: un día pueden ser ejecutivas, así como turistas entusiastas o disfrutar de vacaciones en familia. Las mujeres se muestran renovadas y capaces de mezclar todas estas características en una sola huésped. Debido a la globalización, los tratados de libre comercio y lo que ofrece Chile como destino turístico, la demanda de clientas ha aumentado y, cómo no, la oferta se debe  adaptar a la mujer que viaja.

Esta realidad, empuja a la industria a romper viejos patrones y aceptar el desafío de satisfacer las nuevas necesidades de nuestras huéspedes. Precisamente, las visitantes prefieren hospedarse en lugares que sean seguros, con rápidos accesos a parques o plazas, centros comerciales o restaurantes. Asimismo, las viajeras buscan un lugar práctico que les dé las libertades necesarias para realizar todas las actividades que tienen agendadas durante su estadía, incluyendo reuniones, salir a trotar o simplemente descubrir Santiago y sus alrededores.

 Los grandes lujos o hacer de una habitación un lugar del cual las personas no quieren salir, no se condice con los tiempos modernos. La huésped contemporánea busca dinamismo, modernidad y funcionalidad en un hotel. Por ejemplo, que las usuarias tengan que pagar por conectarse a la red de Wifi o no encuentre un enchufe para cargar su teléfono choca directamente con los principios de autonomía que demandan las clientas hoy día, quienes quieren estar conectadas y libres.

 De igual forma, las mujeres viajan más livianas que antes, esperan poder llegar a su habitación y comenzar a trabajar, visitar o recorrer, gastando la menor cantidad de tiempo  en el hotel. Sin embargo, esperan tener el espacio, áreas comunes y accesos necesarios para poder realizar todas sus actividades en los tiempos que ellas estimen pertinentes.  Por atreverse, por su independencia, su autonomía y versatilidad,

¡Qué vivan las mujeres!

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