#MemoriasDeUnaBlogger Capítulo 10

En un sombrero no cabe el mundo entero.
Una de las cosas más difíciles es entrar en los zapatos de alguien, pero algo aún más complicado es tratar de caminar con ellos.

Ponerse en el lugar del otro es mejor escribirlo que hacerlo, esa sensibilidad ausente en la gran mayoría de nosotros, esa falta de empatía, de respeto, esa falsedad en la que nos sumergimos cuando decimos una palabra de aliento a alguien que pasa un mal momento porque en el fondo agradecemos no ser nosotros.

Esa alta capacidad que tenemos para juzgar las decisiones de los demás, para decir por qué se embarazó o por qué decidió no tener hijos.

Juzgamos a quien es diferente, a quien toma decisiones sobre su propia vida o su propio destino. Juzgamos a quien toma las riendas y a quien espera que el mundo lo haga por él, juzgamos a quien pide ayuda y a quien se sumerge en la soledad de sus necesidades.

Juzgamos a quien cambió su vida para bien y juzgamos a quien está estancado desde hace un par de años. Juzgamos a quien persigue sus sueños y lo deja todo, juzgamos a quien trabaja en su futuro. Juzgamos a quien ama y también juzgamos a quien perdona por los errores cometidos.

Juzgamos por donde vives, por donde estudias, por las creencias religiosas, por el sexo, por las preferencias sexuales, por la música que escuchamos, por la raza, por el color, juzgamos por el peso, por los hábitos alimenticios, por las adicciones e incluso por lo que decidimos no compartir. Hoy será el día en que podamos detenernos y reflexionarlo?

Aunque sea un minuto.
(Debo confesar que quedé angustiada al escribir esto y darme cuenta de tanta realidad que nos rodea)

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